QUÉ ES DISEÑAR? PARTE 1


 Cuando abordamos el concepto del diseño, evocamos imágenes de elegantes vestidos de pasarela o de las refinadas renovaciones que podríamos emprender en nuestro hogar. Diseñar, en esencia, implica la habilidad y destreza para concebir bocetos con precisión. Es el arte de sumergirse en la psique del necesitado y forjar exactamente lo que requiere. Este contraste se evidencia claramente al comparar una silla de escritorio con una de comedor: la primera debe estar ergonómicamente adaptada para largas horas de trabajo, con un respaldo que permita descansar la cabeza cuando sea necesario, mientras que la segunda está diseñada para proporcionar comodidad durante las comidas en la mesa.

El acto de diseñar, entendido como una forma de aliviar necesidades y enriquecer experiencias, se manifiesta en los avances históricos que han transformado nuestra comodidad y eficiencia. Desde la invención de la electricidad, que revolucionó nuestra vida diaria, hasta la implementación de sistemas de suministro de agua potable, que eliminaron la necesidad de acudir a pozos. Esto subraya la noción de que a menudo desconocemos nuestras necesidades hasta que pasamos por el proceso de análisis y reflexión. Es así como el diseño se convierte en una necesidad imperiosa.

Al explorar la diversidad de diseños, desde simples atomizadores hasta complejas infraestructuras, se revela cómo el diseño se adapta a las demandas específicas de su uso. Los atomizadores, por ejemplo, varían en tamaño y peso dependiendo de su función: los destinados al uso personal son más livianos y compactos, diseñados para aplicaciones precisas sin exceso de humedad, mientras que aquellos destinados a riego son más robustos y voluminosos. Esta diferencia se evidencia también en la forma del dispositivo, donde la boquilla de los atomizadores personales es más estrecha y focalizada, contrastando con la amplitud de los diseñados para otros propósitos.

En este contexto, el diseño emerge como un arte que materializa tanto nuestras necesidades como nuestros deseos. Facilita la búsqueda al ofrecer la capacidad de crear lo que buscamos y, al mismo tiempo, inspira e impulsa nuevas ideas. En definitiva, el diseño es un proceso dinámico que enriquece nuestra experiencia humana.

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